Queridos colegas y amigos:
Los dos trabajos que reúne este número tercero de los Cuadernos de Geomorfología de Cuba tratan temas distantes solo en apariencia, pero unidos por la intención de sus autores de dirigir a los especialistas –mediante el análisis regional uno y conceptual el otro– hacia las generalidades del relieve y del karst y la forma en que se deben enfocar los estudios. Es una manera de exponer las carencias actuales en los métodos de investigación y de enseñanza. Sus autores –sorprende notarlo– no actuaron de acuerdo para formular estas ideas.
El enfoque regional falta en investigaciones contemporáneas que aíslan el fenómeno de su entorno físico y conceptual. El examen histórico espacial provee elementos que alumbran la dinámica reciente de los objetos y sus tendencias y hace saltar procesos e interdependencias que quedan invisibles si el objeto de la investigación se aísla.
El trabajo sobre las alturas del norte de La Habana y Matanzas presenta el examen regional de una cadena de elevaciones costeras, en apariencia bien conocidas, que están divididas en bloques transversales diferenciados por la escultura de su relieve: por el número y espectro de las terrazas marinas, la altitud, la deposición de sedimentos y la karstificación subterránea. Así no se les había examinado antes.
Es también un aporte a que se conozca un territorio (muy karstificado, por demás) llamado a convertirse tarde o temprano en el teatro de una intensa urbanización.
Por otra parte, el trabajo sobre los estudios del karst en Cuba insiste en la necesidad de ordenar los conocimientos y el estudio de esta compleja disciplina para evitar que se pierdan de vista los hilos que deben conectar sus aspectos educacional, jurídico e investigativo.
“No se puede gestionar lo que no se conoce” afirma con mucho acierto Leslie Molerio en su colaboración.
Es muy afortunado que los autores, sin ponerse de acuerdo entre sí, hayan tratado sus temas de esta manera.
Cuadernos-de-Geomorfologia-de-Cuba-No3